sábado, 27 de julio de 2019


La cooperación, nuestro instinto más básico y 
su relación con la educación actual


 Una visión amplia de la evolución nos indica que primero es cooperar y después competir; es decir, las prioridades están invertidas.
Existe la creencia de que la evolución sólo se da con base en la competencia pero cuando la competencia llega al límite, donde ganar implica la propia destrucción y la del ambiente, no queda sino cooperar.
Muchos ejemplos los podemos encontrar en la naturaleza: los cardúmenes de peces existen por la cooperación entre los individuos que se unen para sobrevivir al ataque de los predadores. Incluso es tan fuerte este instinto de cooperación que los peces se turnan las posiciones donde están más expuestos a dichos ataques.

La cooperación inter-especies en los ecosistemas es indispensable para la sobre vivencia de los ecosistemas. Como ejemplo: en las áreas en las cuales el equilibrio entre presas y depredadores se puede observar cómo los carnívoros grandes como el león matan a las presas grandes como el ñu o la cebra. Cuando todavía están comiendo empiezan a llegar predadores y carroñeros de otras especies que aparentemente quieren competir con el león por la comida. Pero en realidad lo que aparenta ser una competencia es solo el instinto de alimentarse que los hace apresurar su turno para comer, pues los leones hacen la tarea pesada, descuartizan y comen los grandes trozos de carne. Después otros predadores o carroñeros como los buitres comen las entrañas y dejan tendones y cartílagos para hienas o chacales. Luego los insectos se encargan de terminar la limpieza para que el equilibrio del ecosistema se sostenga limpio y con un mínimo de especies dañinas. Esto fácilmente se puede comprobar en los lugares donde hay una escasez de predadores. Se ha podido observar una cebra muerta por un auto, escoltada por una bandada de buitres que no podían comer por no estar rota la piel y estaban esperando que se descompusiera la carne para poderlo hacer. En ese lugar el olor era insoportable y había una gran cantidad de moscas y otros insectos que mientras esperaban los acontecimientos no dejaban de atacar a otros animales incluyendo los observadores humanos. 
Esto no quiere decir que neguemos la competencia, pero ésta erróneamente ha sido considerada como el puntal de la evolución. 
En lo social el ser humano ha ido dando predominio a la competencia cada vez más, debido a la ambición por los recursos del planeta y el poder. Pero, ¿qué no es la cooperación el que dos o más individuos se unan para superar un obstáculo, como competir contra otro grupo o "equipo"? Sólo tras grandes catástrofes se llega a un grado máximo de cooperación. Nuestro país Chile, ha sido un ejemplo claro de aquello posterior a los grandes terremotos.
La cooperación relacionada con los principios constructivos debe existir antes que la competencia, debido que esta última se relaciona con los principios destructivos, ya que requiere un gran gasto de energía del sistema mismo a diferencia de la cooperación que toma energía del medio ambiente. (Considerando que el medio ambiente de cualquier organismo está formado por todo lo externo a él).
Entonces la pregunta que surge es ¿Porque si los seres humanos son seres sociales que, desde el principio, persiguen la compañía y la relación con los demás, seguimos insistiendo en una educación centrada en la competencia, representada en las calificaciones y éxitos individuales de los estudiantes, premiando social y materialmente estos éxitos y depreciando aquellos estudiantes que tienen un promedio de rendimiento y calificaciones más bajas? ¿No deberíamos entonces enseñar a nuestros niños a cooperar con aquel que tiene un grado de dificultad en aprender en vez de segregarlo y estigmatizarlo, llegando al punto de hacerlo reprobar un curso por no estar al nivel del resto de grupo?
El ser humano es un animal proclive a la socialización, la cooperación, la empatía, (salvo excepciones patológicas). Lo contrario es ir en contra de nuestra naturaleza.



“Las cosas verdaderas se aprenden por amor al aprender, por amor a la verdad, por el deseo de saber. No por la obligación de las calificaciones.”
Claudio Naranjo

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